EL CAMINO
Cuando llegué a Sanlúcar de Barrameda nunca pude imaginar que mi paso por Doñana, acompañando al “Simpecao”, fuera uno de los peores desafíos a los que me he enfrentado. Dos noches y tres días de humedad marismeña, esa que cala en los huesos, de polvo del camino y de cansancio acumulado que casi no me deja disfrutar del magnífico enclave por donde caminamos, mezcla de tres ecosistemas de incalculable valor ecológico…
Paco Negre































